Los astros incandescentes arrojan fuego y luz sobre el espacio, pero indefectiblemente son devorados por la espesa oscuridad que los rodea. Y somos nosotros pequeñas chispas de esos monstruos, en un serpentear descontrolado…que es nuestra vida, Desde la luz de lo sagrado hacia la profana oscuridad del abismo.
miércoles, 11 de agosto de 2010
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